28 de agosto de 2012

El dinero (*)


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Es curioso comprobar cómo sujetos altamente versados en diversas ramas del saber humano, exhiben una ignorancia su pina en cuanto se ocupan del tema deldinero. En general, doctos e ignorantes, lo único que saben a propósito deldinero es que siempre andan escasos de él. En una época como la actual, en quelos que controlan la llamada opinión pública atraen la atención de las gentessobre temas tan insólitos como exóticos -la Atlántida, los extraterrestres, laPrimhistoria, la Parapsicología, los fenómenos “paranormales”, la vieja “sabiduría oriental” y un larguísimo etcétera- parece extraño que, así como enArqueología, Historia, Filosofía, son -y no lo criticamos apriorísticamente-unos verdaderos revolucionarios, en cambio, cuando se trata de abordar eltema, de palpitante interés, del dinero, nuestros “fabricantes de la opinión” son unos auténticos reaccionarios. Para ellos siguen vigentes los viejos conceptos de la economía medieval, ellos, ¡tan progresistas!.

Para ellos, el dinero es una mercancía, pero es evidente que el dinero, como medio de cambio, -que eso es lo que es y no otra cosa- debe ser, por encima de todo, estable, y una mercancía sólo será estable mientras su oferta esté bien equilibrada como su demanda, y esto no le puede interesar, lógicamente, a un comerciante de dinero, pues a éste lo que le interesa es que la demanda sea muy superior a la oferta, para subir el precio de su mercancía. ¿Que es el dinero? El dinero no es más que un medio utilizado como calculador o contadorde riqueza. Como medio de cambio que es, su valor procede de su aceptabilidad. Charles A. Lindbergh, Sr., lo definió como “algo que ha llegado a alcanzar tal punto de aceptabilidad que no tiene importancia de qué metal esté hecho ni porqué la gente lo desea, pues nadie rechazará tomarlo a cambio de bienes o servicios” 1. 

También se ha dicho que el dinero es como un boleto universal. Una empresa teatral, una ferroviaria, o de autobuses urbanos,emiten sus propios boletos, cuya posesión da derecho a utilizar los servicios de tales empresas. Pues bien, el dinero es, repetimos, un boleto universal o, dicho de otra manera, una reclamación de su poseedor contra sus conciudadanos; reclamación cuyo origen es, precisamente, un trabajo que se ha hecho en pro de la comunidad.

Pero la mejor definición la da Sir Arthur Kit es cuando dice: “El Dinero es la Nada que se obtiene por Algo antes de que se pueda obtener por cualquier cosa”2. 

Examinémoslo: el Dinero es la Nada, es decir, un pedazo de papel cuyo valor intrínseco es nulo. Se obtiene por Algo, o sea, por un trabajo en pro de la comunidad, y con él se puede obtener cualquier cosa que pertenezca a dichacomunidad.

Hemos dicho que el dinero es un medio de cambio: más exactamente, es el medio de cambio. Todos los productores emplean su tiempo y energía en proporcionar bienes y servicios útiles a la comunidad. Las cosas que producen, sin consumirlas ellos mismos, pasan a disposición de la comunidad. A cambio, reciben dinero, que es como una reivindicación sobre bienes que otros han producido. Al ser el instrumento de cambio, el dinero pasa igualmente a ser el instrumento de medida. El dinero mide la riqueza de una comunidad, exactamente de la misma manera que el metro mide las longitudes y el kilogramo los pesos. Partiendo de ese indiscutible principio, el valor de una moneda debe permanecer estable. Si ello no es así y si los precios se disparan, ganando siempre la carrera que disputan con los salarios, es debido a las manipulaciones de los siniestros funcionarios del Puente del Diablo. Ha llegado el momento de que nos ocupemos del “modus operandi” de esos caballeros.


1 - Charles a. Lindbergh, Sr. : “Banking and Currency and the Money Trust” p.81.
 2 - Arthur Kitson: “A Fraudulent Standard”, p. 69

(*) Bochaca, Joaquín. El enigma capitalista
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26 de agosto de 2012

El "poder del dinero" ...


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«Ya no nos queda nada sino endeudarnos cada vez más con el sistema bancario con el fin de proporcionar las cantidades crecientes de dinero que la nación requiere para su expansión y crecimiento.

Nuestro sistema monetario no es nada más que un truco de confianza ...

El "poder del dinero", que ha sido capaz de eclipsar al gobierno ostensiblemente responsable no es el poder de los meramente ultra-ricos, sino que no es nada más ni menos que una nueva técnica para destruir dinero añadiendo y retirando cifras en los libros de contabilidad de los bancos, sin la menor preocupación por los intereses de la comunidad o por el verdadero papel que el dinero debe cumplir en ella ...

Permitir que se convierta en una fuente de ingresos para los emisores privados es crear, en primer lugar, un brazo secreto e ilícito de gobierno y, por último, una potencia rival lo suficientemente fuerte como para derrocar en última instancia, todas las otras formas de gobierno...

Un sistema monetario honesto, la única alternativa»

Frederick Soddy: Wealth Virtual Wealth and Debt, (Riqueza, riqueza virtual y deuda), George Allen & Unwin Ltd. (1926)
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12 de agosto de 2012

Algo sobre la usura


 Por Alberto Buela (*)
noviembre de 2011

Uno de los rasgos más significativos que forman parte de la decadencia del Imperio romano es la aparición de la usura apoyada en el poder político.



Uno de los rasgos característicos de la decadencia de la Cristiandad, esto es, la organización de la sociedad bajo los postulados de Cristo, que llegó a su plenitud en el siglo XIII, fue la reaparición de la usura desde el poder.

En la historia de la humanidad tres veces se repite la aparición de la usura como rasgo típico y específico de la decadencia de una cultura o civilización: en la caída del Imperio romano, en la caída de la Cristiandad y en la caída del nuevo orden mundial.

Usureros hubo siempre. Ya el viejo Aristóteles condena a los usureros de su tiempo: “De todas las formas de comercio la usura es la más depravada”. Usureros hubo muchos en la Roma de Vespasiano, el de: pecunia non olet (el dinero no tiene olor). Usureros fueron genoveses y lombardos que inventaron el banco. Usureros fueron los judíos Fugger que fundieron a Carlos V y desprestigiaron a la Iglesia con la venta de las indulgencias para financiar la construcción de San Pedro, que terminó siendo uno de los detonantes de la Reforma protestante en 1516.

Pero es, específicamente, es con la Reforma protestante que se consolida la usura, al ser abandonadas las antiguas restricciones a la usura impuestas por la Iglesia a través de su Ley Canónica.
Usureros son los “hermanitos Lehman” que quebraron con su mega estafa internacional de 800.000 millones de dólares a fines de 2008 a los Estados Unidos y su “nuevo orden mundial”. Hoy el mundo financiero está al garete. Nadie sabe nada y las naciones históricas (Grecia, Italia, España, Inglaterra, Portugal) a punto de quebrar.

Pero, qué es la usura?

En forma breve y sintética podemos decir que la usura es cobrar un interés sobre un préstamo sólo de dinero o sobre una simple promesa de dinero.

No es usura cobrar interés sobre un préstamo ni siquiera cobrar mayor interés que el mínimo permitido. No. Se cae en la usura o se produce la usura cuando se produce el aumento de monto de un préstamo en dinero por el sólo hecho de ser dinero, simplemente porque es dinero o, peor aún, cuando se adquiere un aumento del capital por la sola promesa de dinero, sobre un instrumento de crédito.

El razonamiento de los viejos filósofos y teólogos es simple y de una claridad meridiana: al ser el objeto natural del dinero un medio circulante de cambio que permite el intercambio múltiple de productos, demandar un pago sobre él, es sacarlo de su objeto propio y transformarlo a su vez en mercadería. Reclamar un pago de intereses para que se lo libere a cuenta de las utilidades es injusto porque éstas, pueden no existir. Aquellos que monopolizan el dinero sustrayéndolo de la circulación, exigiendo un precio para poder usarlo, no sólo traban el crecimiento de la sana economía comercial y productiva sino que pretenden un aumento por algo que no aumenta ni procrea como es el dinero en sí mismo.

La usura viene siendo condenada desde el fondo de la historia. En la India ya los textos de Rig Veda a partir del 1700 a.C. prohiben la usura, los griegos ya lo vimos, los romanos a través de la Lex Genucia del 340 a.C. [1] Los judíos tanto en el Levítico 25, 36 como en el Deuterenomio 23, 21 prohiben prestar dinero a interés, al menos a su hermano. Mahoma en el Corán del 600 d.C. critica la usura y la Iglesia católica también.

La usura es como la prostitución, todos la critican pero se sigue ejerciendo.

Hubo bancos de depósito (usureros) en el período de decadencia del Imperio romano, pero con el afianzamiento del cristianismo y su modo de vida desaparecieron, para reaparecer en la decadencia de la Edad Media. Así el primer banco moderno fue el Banco di San Giorgio en Génova en 1406, seguido por los de Venecia, Pisa y Florencia durante el Renacimiento.

El término banco deriva de la palabra italiana escritorio, utilizada por los banqueros judíos florentinos, quienes hacían sus operaciones sobre una mesa cubierta por un paño verde. Cuando alguno de estos banqueros quebraba se le rompía el escritorio, de allí viene la expresión “quebrar la banca”.
Pero es la Reforma quien al abrir las puertas a una ilimitada libertad individual (el primado de conciencia y la libre exégesis) la que desata la usura contenida hasta, incluso el Renacimiento, por pautas morales cristiano-católicas que se oponen abiertamente a su práctica.

Hay que recordar que como a los cristianos, desde los primeros tiempos, les estaba prohibido el cobro de intereses sobre un préstamo en dinero, esa tarea quedó en manos de los judíos que llegados el Renacimiento y la Reforma se transformaron en los primeros banqueros.

El primer registro de una operación usuraria del que se tienen noticias en la modernidad, es el de Enrique VIII de Inglaterra, quien cuando rompió con la Iglesia católica, tomó un gran préstamo en 1535 de los banqueros de la City de Londres al 10% anual, con lo cual convalidó por primera vez, desde el poder de un Estado y desde el poder de una iglesia (la anglicana), la usura.

A partir de allí, la usura pasó de ser un delito condenado y castigado severamente por todos desde los tiempos más antiguos, a ser estimada como una forma honorable de hacer negocios.

El carácter dañino y destructivo de la usura se ha puesto de manifiesto, una vez más, con la quiebra de “los hermanitos Lehman” de Nueva York en 2008. El mundo no sale de su asombro, está absorto, los dirigentes mundiales no saben qué hacer, mientras tanto los pueblos más emblemáticos de Europa han entrado en una decadencia económica, financiera, comercial y laboral que parece no tener fin.

Ante la mayor crisis financiera internacional de toda la historia de la humanidad aparecen tres posturas bien definidas: una, la del gobierno de los Estados Unidos que con una irresponsabilidad absoluta emitió dólares y apuntaló desde el Estado a los bancos en lugar de juzgar a los banqueros. Dos, la del Banco Central europeo manejado por Alemania-Francia, que se niega a emitir euros y pretende que la gran estafa internacional la paguen los pueblos y tres, la del progresismo hoy socialdemócrata y ayer marxista, de los Cohn Bendit que resposabilizan a las economías comerciales/industriales de Francia y Alemania, dejando de lado a sus “paisanos” de la Goldman Sachs que esquilmaron a Grecia en 450.000 millones de dólares.
La solución hoy como ayer es simple: eliminar la usura. Pero para ello es necesario una sola condición: la metanoia de los que deciden.

(*) alberto,buela@gmail.com
www.lahistoriaparalela.com.ar

[1] Bruto, además de ser uno de los asesinos de Julio César era un hombre rudo, insensible, acreedor despiadado y usurero sin entrañas que exigía intereses del 48 por ciento. Antes de la caída del Imperio Romano, Justiniano, uno de sus últimos emperadores trató de morigerar la usura pero su exceso había chupado la savia de la vitalidad romana
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