15 de agosto de 2011

La "parasitaria" economía de EEUU amenaza a la humanidad

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Por Alfredo Jalife-Rahme
07/08/2011


El género más salvaje del capitalismo, el financierista neoliberalismo global, sufre poderosos embates centrífugos en sus dos principales polos: Estados Unidos (EU), en quiebra técnica que no se atreve a pronunciar su nombre, y la Unión Europea (UE), presa de descomunales deudas en la zona que despectivamente los oligopolios multimediáticos anglosajones (y sus repetidoras locales) califican de PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, por sus siglas en inglés), como si las desfondadas finanzas británicas (muy similares a su socia y sosias de EU) estuviesen en mejores condiciones.

Se trata del desplome del modelo anglosajón financierista y su fantasía globalizadora desregulada que tantos estragos causó en la periferia sometida por la fuerza militar, pero también del requlibrio implacablemente natural del quebrado orden financierista unipolar en paralelo con el ingreso abrupto al incipiente nuevo orden multipolar que se había adelantado mucho antes en la economía con la irrupción de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y de otros "mercados emergentes" muy exitosos.

Se colapsa el desregulado neoliberalismo financierista controlado por el sionismo jázaro y su pernicioso tríptico Hollywood/oligopolios multimediáticos (al estilo Rothschild-Murdoch y sus mendaces circuitos Sky)/los bancos centrales del G-7 (en particular, la Reserva Federal, despedazada por la dupla Greenspan-Bernanke)-FMI-Banco Mundial y la banca trasnacional de Wall Street y la City totalmente rebasados por la realidad y la nueva correlación multipolar de fuerzas.

El mayor problema radica en la mentalidad sui generis de los hacedores de la política en Wall Street y en Washington (en ese orden), que padecen el "síndrome de negación" característico de la primera fase del "síndrome de estrés postraumático" sumado al síndrome Sansón (“no me caigo solo, sino que arrastro a los demás conmigo) que refleja el perverso egoísmo del individualismo israelí-anglosajón consustancialmente depredador.

EU, casi 3.3 por ciento de la población mundial –triunfador de dos guerras mundiales y una guerra fría, pero que ya no gana nuevas guerras a principios del siglo XXI desde Afganistán hasta Irak–, nunca ha sido sometido por nadie y todavía no sabe coexistir con el resto del género humano ni siquiera en términos de primum inter pares ("el primero entre iguales").

Pese a su conspicua decadencia vertiginosamente acelerada, EU insiste en imponer su unilateralismo caduco, primordialmente en materia financiera, sin importarle un comino los daños colaterales que inflige a sus vecinos ("el México neoliberal" que lo acepta en forma masoquista) y a sus "amigos" (la UE), no se diga al resto de la humanidad.

Dos días antes de la degradación de un solo nivel (de AAA a AA+, con tendencia a mayor negatividad futura) de la deuda soberana de EU por la polémica calificadora Standard & Poor’s (SP), su equivalente de China, la calificadora Dagong Global Credit Rating (mucho más seria que el oligopolio tríptico anglosajón que en realidad se solapa a sí mismo: SP, Moody’s y Fitch; curiosamente las dos últimas mantuvieron increíble y antigravitatoriamente su calificación "triple A+") había rebajado ya a un tercer nivel y la redujo todavía de A "más" a simplemente A con tendencia negativa (Xinhua, 3/8/11), inmediatamente después del alza del techo de deuda por EU, que dilapida más de lo que ingresa fiscalmente, lo cual merma la capacidad de pago de su enorme deuda (a mi humilde juicio, impagable), cuyo mayor acreedor es China, con 1.15 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) hasta abril.

Todavía peor: del total de los 3.2 millones de millones de dólares (trillones) de reservas de divisas de China, dos tercios se encuentran en instrumentos dolarizados.

La calificadora Dagong se angustia ante "la expectativa de una larga (sic) recesión de la economía de EU", así como por la ausencia de protección de los acreedores de ese país.

No faltan verdaderos cleptómanos del Partido Republicano, quienes abogan olímpicamente por cesar de pagar la deuda a sus acreedores externos.

¿Habrá un equivalente al corralito argentino en EU? No hay que eliminar tal posibilidad.

EU debe reducir su déficit fiscal un mínimo de 4 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) en los próximos cinco años para "sostener su escala de obligaciones", cuando el "arreglo" entre Obama y el Congreso sólo lo limita a 2.4 millones de millones de dólares, lo cual " refleja su falta de voluntad (sic) y su incapacidad (sic) para reducir su déficit y su deuda", dice Dagong.

Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco del Pueblo de China (su banco central) –mucho más solvente y serio que la dupla depredadora Greenspan-Bernanke del financierismo sionismo jázaro– urgió a EU a "actuar con mayor responsabilidad con su deuda" (Money News, 3/8/11), lo cual es mucho exigir.

Si se juzgan los actos de EU, más que su vacua locuacidad, ¿a poco ignora Zhou que la deuda de EU es impagable y, además, no desea retribuir?

La prensa oficial china arremetió contra la "descabellada farsa (¡supersic!)" actuada en Washington en el teatro de la querella montada entre el Ejecutivo y el Legislativo, y describe el grave problema de la deuda de EU como "una bomba de tiempo" que hace de China "particularmente vulnerable (sic)".

¿Será capaz EU de decir uno de estos días a China que no le pagará su adeudo, no se diga al resto de miserables acreedores, como el "México neoliberal"?

Le asiste la razón a Vlady Putin, premier ruso y zar geoenergético global, al haber calificado a "EU de parásito (¡supersic!) de la economía global" (Reuters, 1/8/11), al vivir por encima de sus limitaciones, cuando "el dominio del dólar es una amenaza (sic) a los mercados financieros". Consideró que EU relega sus problemas al resto del mundo e hizo notar que Rusia posee una respetable cantidad de Bonos de Tesoro de EU, por lo que sugirió que "deben existir otras divisas de reserva".

No es tan sencillo y toma bastante tiempo, situación que aprovechan los parásitos depredadores, es decir, los monetaristas neoliberales centralbanquistas del G-7 y la plutocracia oligárquico-oligopólica de Wall Street y la City.

Víctor Garashchenko, ex gobernador del banco central de Rusia –quien conoce todas las artimañas de sus colegas parasitarios del G-7 por haberlas padecido–, juzga adecuadamente que el problema es "la unipolaridad del dólar", del que no es fácil "divorciarse", y que "mantiene a flote la globalización" (nota: financierista) que sigue perjudicando al resto del mundo, lo cual augura "un colapso (sic) inevitable" (ICH, 5/8/11).

Como anticipé en mi reciente libro El híbrido mundo multipolar (Orfila editores, 2011), el derrumbe del dolarcentrismo –que constituye la obligatoria y discrecional reserva mundial de divisas (hoy 60 por ciento de los intercambios mundiales), la mayor dictadura financierista global de todos los tiempos– y, en segundo término, la "balcanización del euro" –casi 25 por ciento–, causarán severos estragos por dos motivos: 1) no existe todavía un sucedáneo creíble, y 2) prosigue "la guerra de las divisas", en lugar de un acuerdo racional entre el insolvente G-7 y los resplandecientes BRICS para reordenar las finanzas globales. Tal es la verdadera tragedia global.

Fuente:
alfredojalife.com
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3 de agosto de 2011

Préstamos de la FED a corporaciones financieras

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El debate sobre el posible default de EEUU eclipsó por completo un escándalo financiero de inéditas proporciones: El 21 de Julio pasado se conoció el resultado de la auditoría integral realizada por la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government Accountability Office, GAO por su sigla en inglés) en la Reserva Federal (Fed), el banco central de los Estados Unidos, la primera que se practica a dicha institución desde que fuera creada en 1913.(1) Los resultados son pasmosos: en un plazo de poco más de dos años y medio, entre el 1º de Diciembre del 2007 y el 21 de Julio de 2010, la Fed otorgó préstamos secretos a grandes corporaciones y empresas del sector financiero por valor de 16 billones de dólares, una cifra mayor que el PIB de los Estados Unidos...

La gran estafa de 16 billones de dólares realizada en Estados Unidos
Atilio Borón

La atención de la opinión pública internacional está centrada en el acuerdo pírrico firmado entre Barack Obama y el Congreso mediante el cual el presidente se compromete a aplicar un duro programa de ajuste fiscal, centrado en el recorte de gastos sociales (salud, educación, alimentación) e infraestructura por 2.5 billones de dólares (2.500.000 millones de dólares) pero preservando, como lo exige el Tea Party, el nivel actual del gasto militar y su eventual expansión. A cambio de esto, la Casa Blanca recibió la autorización para elevar el endeudamiento de Estados Unidos hasta 16.4 billones de dólares (es decir, 16.400.000 millones de dólares), cifra superior en unos dos billones al PIB de ese país. Con esto se espera –confiando en la “magia de los mercados”- superar la crisis de la deuda pública y reactivar la languideciente economía norteamericana. Esta receta ya fue implementada a sangre y fuego en América Latina y no funcionó; y tampoco lo hizo en la convulsionada Europa de estos días. Con este acuerdo lo único seguro será el agravamiento de la crisis y, de su mano, la acentuación de la belicosidad norteamericana en el escenario mundial.

“Socialismo” para los ricos, mercado para los pobres

El debate sobre el posible default de EEUU eclipsó por completo un escándalo financiero de inéditas proporciones: El 21 de Julio pasado se conoció el resultado de la auditoría integral realizada por la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government Accountability Office, GAO por su sigla en inglés) en la Reserva Federal (Fed), el banco central de los Estados Unidos, la primera que se practica a dicha institución desde que fuera creada en 1913.(1) Los resultados son pasmosos: en un plazo de poco más de dos años y medio, entre el 1º de Diciembre del 2007 y el 21 de Julio de 2010, la Fed otorgó préstamos secretos a grandes corporaciones y empresas del sector financiero por valor de 16 billones de dólares, una cifra mayor que el PIB de los Estados Unidos que en el año 2010 fue de 14.5 billones de dólares y más elevada que la suma de los presupuestos del gobierno federal durante los últimos cuatro años. No sólo esto: la auditoría reveló también que 659 millones de dólares fueron abonados a algunas de las instituciones financieras beneficiadas arbitrariamente por este programa para que administrasen el multimillonario salvataje de bancos y corporaciones dispuesto como mecanismo de “salida” de la nueva crisis general del capitalismo. De ese gigantesco total unos 3 billones fueron destinados a socorrer a grandes empresas y entidades financieras en Europa y Asia. El resto fue orientado al rescate de corporaciones estadounidenses, encabezadas por el Citibank, el Morgan Stanley, Merrill Lynch y el Bank of America, entre las más importantes. Todo esto mientras la crisis profundizaba hasta niveles desconocidos la desigualdad económica dentro de la población estadounidense a la vez que hundía a crecientes sectores sociales en la pobreza y la vulnerabilidad social. Por supuesto, esta información apenas si mereció un espacio completamente marginal en la prensa financiera, tanto la internacional como la norteamericana, o en los grandes medios de comunicación de Estados Unidos. Son noticias que, como recuerda Noam Chomsky, no tienen por qué ser conocidas por el gran público.-

Las asombrosas revelaciones de este informe deberían habilitar una discusión, sobre varios temas de gran importancia. Uno, la extremadamente desigual distribución de los esfuerzos requeridos para enfrentar la crisis. Hasta ahora aquellos han sido aportados por los trabajadores, mientras que las grandes fortunas personales o corporativas así como los fenomenales ingresos de los más ricos, se han beneficiado con las rebajas de impuestos y rescates multimillonarios dispuestos por George W. Bush y ratificados por Barack Obama en el reciente acuerdo. Dos, sobre los inexistentes -o sumamente débiles e ineficaces- mecanismos de auditoría y control democrático sobre las políticas y decisiones de una institución crucial para la economía norteamericana y el bienestar de su población como la Fed. Tres, sobre la dudosa compatibilidad existente entre un orden que se autoproclama democrático y el estatuto jurídico e institucional de la Fed como entidad autónoma que no tiene la obligación de rendir cuentas ante ninguna instancia de control democrático. En relación a esto último la Fed manifestó su predisposición a “considerar muy seriamente” las recomendaciones de la GAO, pero al no ser una institución gubernamental no puede ser forzada a aceptarlas. Pese a su carácter privado el Presidente (Chairman) de la Fed y los siete miembros de su directorio son designados por el Presidente de los Estados Unidos y sujetos a su posterior confirmación por el Senado. Pero contrariamente a lo que piensa la abrumadora mayoría de la población norteamericana la Fed no es una agencia del gobierno federal sino una corporación privada. En términos políticos es el partido del capital financiero. Su autonomía es tan grande que no se saldría un milímetro de la legalidad si sus autoridades decidieran desoír las recomendaciones de la GAO o rebelarse abiertamente contra ellas. No existe, para la Fed, la rendición democrática de cuentas ante la comunidad y por ser una entidad de derecho privado no tiene por qué acatar ni siquiera lo dispuesto en la Ley de Libertad de Información, cuya jurisdicción se extiende tan sólo a las instituciones públicas. Situación aberrante si las hay: una cifra equivalente al total de la deuda pública estadounidense que puso a EEUU al borde del default fue desembolsada en rescates fraudulentos, secretos y muy beneficiosos para los prestatarios y lesivos para el contribuyente, con cuyo dinero un banco central “independiente” como la Fed financió toda esta operación. Cabe preguntarse: ¿independiente de quién?-

¿Conspiración de silencio?

El escándalo revelado por la auditoría tuvo casi ninguna repercusión en Estados Unidos. El “Chairman” de la Fed, Ben Bernanke, se hizo el desentendido y expresó que en momentos en que se temía un default de ese país lo importante era resguardar la credibilidad de la Fed y del sistema monetario estadounidense. Pese a que el GAO es un organismo de apoyo a las labores del Congreso las reacciones de representantes y senadores ante la divulgación del informe fueron del más absoluto e inmoral silencio. Hasta donde hemos podido indagar una de las poquísimas voces disonantes fue la del senador Bernie Sanders, del estado de Vermont. Sanders es una rara avis no sólo en el Congreso sino en la política estadounidense: es un político que se declara como socialista y que fue electo como candidato independiente en alianza con el partido demócrata, única manera de superar el asfixiante bipartidismo imperante en Estados Unidos. Elegido como senador en el 2007 con un 65 % de los votos, un aluvión electoral muy poco frecuente en la política de ese país, fue apoyado por diversos movimientos sociales y pequeñas organizaciones políticas de Vermont. Sanders reaccionó duramente cuando se conoció el informe.(2) Transcribimos a continuación algunos de los párrafos más destacados de la declaración emitida por su oficina de prensa, que prácticamente no fue levantada por ningún medio de los Estados Unidos, y que dice lo siguiente:

21 de Julio, 2011.

“La primera auditoría integral de la Reserva Federal descubrió nuevos asombrosos detalles acerca de cómo los Estados Unidos suministraron la friolera de 16 billones de dólares (16.000.000 de millones) en préstamos secretos para rescatar bancos y empresas estadounidenses y extranjeras durante la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Una enmienda propuesta por el Senador Bernie Sanders a la ley de reforma de Wall Street -aprobada hace exactamente un año atrás esta semana- había ordenado a la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government Accountability Office) llevar a cabo ese examen. “Como resultado de esta auditoría ahora sabemos que la Reserva Federal suministró más de 16 billones de dólares en asistencia financiera total a algunas de las más grandes corporaciones e instituciones financieras en los Estados Unidos y el resto del mundo”, dijo Sanders. “Esto es un clarísimo caso de socialismo para los ricos y descarnado individualismo tipo ‘sálvate como puedas’ para los demás.”
Aclaración: la Government Accountability Office (GAO) es una agencia independiente y no partidaria que trabaja para el Congreso de los Estados Unidos. La misión de la GAO es investigar la forma en que el gobierno federal dispone de los dólares de los contribuyentes. El jefe de la GAO es el Contralor General de los Estados Unidos, y es designado por un período de 15 años por el Presidente a partir de una lista de candidatos elaborada por el Congreso. El jefe actual de la GAO es Gene L. Dodaro, quien había sido nominado por el Presidente Barack Obama en Septiembre de 2010 y confirmado en su cargo en Diciembre de ese mismo año al ser confirmado en su puesto por el Senado. (Nota de A. Boron)

Entre otras cosas la auditoría estableció que la Reserva Federal

“carece de un sistema suficientemente exhaustivo para tratar casos de conflictos de interés, a pesar de que existen serios riesgos de abusos en este sentido. De hecho, según esta auditoría la Reserva Federal emitió dispensas de conflicto de interés a favor de empleados y contratistas privados a fin de que pudieran mantener sus inversiones en las mismas corporaciones e instituciones financieras que recibían préstamos de emergencia.”
“Por ejemplo, el CEO de JP Morgan Chase cumplía funciones en el Directorio de la Reserva Federal de Nueva York mientras su banco recibía más de 390.000 millones de dólares en ayuda financiera por parte de la Reserva Federal. Además, JP Morgan Chase actuaba como uno de los bancos de compensación para los programas de préstamos de emergencia de la Fed.”
Otro hallazgo perturbador de la GAO es el que refiere que el 19 de Septiembre del 2008 el señor William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, recibió una dispensa para permitirle conservar sus inversiones en AIG (American International Group, un líder mundial en el campo de los seguros) y GE (General Electric) mientras estas compañías recibían fondos de rescate.. Una razón por la cual la FED no obligó a Dudley a vender sus acciones, según la auditoría, fue porque tal acción podría haber creado la apariencia de un conflicto de intereses.”
“La investigación también reveló que la Fed tercerizaba a contratistas privados como JP Morgan Chase, Morgan Stanley y Wells Fargo la mayoría de sus programas de préstamos de emergencia. Estas mismas firmas también recibían billones de dólares de la Fed por préstamos concedidos a tasas de interés cercanas al cero.”

Los principales beneficiarios de estos préstamos – concedidos entre el 1º de Diciembre de 2007 y el 21 de Julio de 2010- son los siguientes:

Citigroup: $2,5 billones ($2,500,000,000,000),
Morgan Stanley: $2,04 billones ($2,040,000,000,000),
Merrill Lynch: $1,949 billones ($1,949,000,000,000),
Bank of America: $1,344 billones ($1,344,000,000,000),
Barclays PLC (United Kingdom): $868 mil millones ($868,000,000,000),
Bear Sterns: $853 mil millones ($853,000,000,000),
Goldman Sachs: $814 mil millones ($814,000,000,000),
Royal Bank of Scotland (UK): $541 mil millones ($541,000,000,000),
JP Morgan Chase: $391 mil millones ($391,000,000,000),
Deutsche Bank (Germany): $354 mil millones ($354,000,000,000),
UBS (Switzerland): $287 mil millones ($287,000,000,000),
Credit Suisse (Switzerland): $262 mil millones ($262,000,000,000),
Lehman Brothers: $183 mil millones ($183,000,000,000),
Bank of Scotland (United Kingdom): $181 mil millones ($181,000,000,000),
BNP Paribas (France): $175 mil millones ($175,000,000,000),
Wells Fargo & Co.: $159 mil millones ($159,000,000,000),
Dexia SA (Belgium): $159 mil millones ($159,000,000,000),
Wachovia Corporation: $142 mil millones ($142,000,000,000),
Dresdner Bank AG (Germany): $135 mil millones ($135,000,000,000),
Societe Generale SA (France): $124 mil millones ($124,000,000,000),
Todos los demás: $2,6 billones ($ 2,639,000,000,000),
Total: $16,115 billones ($ 16.115.000.000.000).

Notas: (1) La versión completa del informe de la GAO puede consultarse en : http://www.gao.gov/new.items/d11696.pdf
(2) Ver sus declaraciones en:
http://sanders.senate.gov/newsroom/news/?id=9e2a4ea8-6e73-4be2-a753-62060dcbb3c3

Fuente:
AlaiNet.org
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