10 de marzo de 2017

Deuda, Dólar y Comercio Exterior


Por Héctor Giuliano
7-3-2017

El gobierno Macri mantiene el atraso cambiario como uno de los requisitos de su política de gobernar con deuda – deuda pública externa e interna – que en su mayoría está tomada en moneda extranjera.

Esto le permite comprar más dólares con la recaudación fiscal en pesos, lo que sirve como garantía de pago a los acreedores del Estado ante las sumas crecientes de intereses por el nuevo macro-endeudamiento público en curso y la contracción de nuevas obligaciones.

Esta política de retraso cambiario tiene tres efectos primarios:

Favorece abiertamente el negocio de los capitales especulativos, que lucran con el arbitraje entre tipo de cambio estable y atrasado combinado con altas tasas de interés locales.

Frena el estímulo de las Inversiones Extranjeras Directas – y de las inversiones productivas en general – debido a la menor rentabilidad de las mismas frente a las alternativas de inversiones financieras autónomas.

Afecta en forma directa la competitividad de nuestras exportaciones y favorece el aumento de las importaciones por acción de un tipo de cambio que actúa en la práctica como subsidio de las compras provenientes del extranjero así como del turismo internacional emisivo.

Tal política vigente de retraso del tipo de cambio tiene una especial implicancia – desde el punto de vista práctico y conceptual – en la distorsión del verdadero rol del comercio internacional.

¿Para qué existe el Comercio Exterior de un país y cuál es su papel en el desarrollo de la Economía Nacional?

Sigamos una secuencia lógica de razonamiento para responder a esta pregunta central:

Salvo rarísimas excepciones, ningún estado posee autarquía completa en materia de recursos como para no tener necesidades de importar materias primas, insumos y/o bienes de capital. O bien puede disponer de los mismos pero a un costo tan elevado y poco rentable que le conviene más importarlos.

Para poder efectuar estas compras el país necesita divisas. Y
Para poder conseguir tales divisas el país necesita exportar.

Ergo, el Comercio Exterior – desde el punto de vista de la Economía Nacional – no existe para que los gobiernos subsidien negocios privados de ventas al extranjero sino que existe para que los países obtengan de sus exportaciones las divisas necesarias para poder pagar sus importaciones .

De allí la necesidad de que el comercio exterior esté equilibrado, dado que si las exportaciones exceden el nivel compensatorio necesario de las importaciones habrá una tendencia a la apreciación cambiaria local (peso más fuerte por mayor entrada de divisas) y si, en cambio, las importaciones superan a las exportaciones, se verificará la tendencia inversa: devaluación o depreciación de la moneda local.

Ésta es la forma en que el comercio exterior influye en el mercado cambiario y monetario de los países; aunque ciertamente no es el único factor de influencia en los complejos ámbitos de la Economía y las Finanzas modernas.

En el caso argentino actual, empero, se da un proceso inverso o anti-natural porque el tipo de cambio retrasado no es producto del desequilibrio de la Balanza Comercial (Exportaciones versus Importaciones) sino, por el contrario, consecuencia de la Política Financiera – Monetaria, Cambiaria y Bancaria – del gobierno.

Porque el tipo de cambio es aquí la resultante de pautas fijadas por el Banco Central (BCRA) en función de las necesidades financieras de pago de los servicios de la deuda externa y no de las necesidades económicas de crecimiento de la Economía Nacional.

Ya que el BCRA mantiene un alto nivel de tasas de interés que atrae capitales especulativos o golondrina, que entran para lucrar con el diferencial entre tasas locales e internacionales.

Al darse la irrupción combinada de estos capitales financieros y de nueva deuda externa, fuertemente creciente, suben en forma artificial las reservas internacionales del BCRA – que no son propias del Banco sino que se sostienen fundamentalmente con deuda – y con ello se produce una apreciación del peso argentino.

Siendo que este proceso, de típica naturaleza financiero-cambiaria, se contrapone a la lógica natural y perjudica el funcionamiento normal del comercio externo y de la economía doméstica.

Puesto que, como derivado de esta sobre-valuación inducida de la moneda local, se genera y potencia el desequilibrio negativo de la Balanza Comercial – al que hicimos referencia – con la consiguiente afectación de la Economía Física o Real en materia de actividad y empleo.

Dicho con otras palabras: que el desequilibrio y las distorsiones en el comercio exterior argentino no son producto de un funcionamiento anormal del mercado comercial sino consecuencia de la política cambiaria del gobierno – llevada a cabo a través del BCRA – y que el actual esquema de retraso cambiario que provoca ese desequilibrio externo es consustancial a las necesidades de la política de endeudamiento deliberada e institucional del Estado.

Es la forma clásica en que el Sistema de la Deuda se transforma en obstáculo del Desarrollo de la Economía Nacional.

Lic. Héctor L. GIULIANO
Asesor del FORO ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Regional La Plata, Berisso y Ensenada

Fuente: argentinavorticepoliticomundial
 

6 de marzo de 2017

Récord: La deuda pública de Macri


... y 2017 empezó peor...

La deuda pública trepó en 77 mil millones de dólares entre diciembre de 2015 y febrero de 2017

Fiesta con timba y fuga de divisas sin control

Un informe de la UMET destaca que este año se aceleró la emisión y en el primer bimestre se colocaron 25 mil millones de dólares. La entrada de divisas no se empleó para infraestructura sino para financiar la fuga y potenciar negocios de los bancos.

Por Federico Kucher

El financiamiento, principalmente obtenido en mercados 
internacionales, permitió sostener la fuga constante de 
dólares del mercado interno...


El país se endeudó en 77 mil millones de dólares entre diciembre de 2015 y febrero de 2017. La cifra, que equivale al 15 por ciento del Producto Bruto Interno, fue registrada por el Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. Este año se aceleró el ritmo de emisión de bonos y en el primer bimestre ya se colocaron cerca de 25 mil millones de dólares, un monto que representa el 50 por ciento de toda la deuda acumulada a lo largo de 2016. La entrada masiva de divisas no se empleó para avanzar en la construcción de proyectos de infraestructura ni en potenciar la capacidad exportadora de las economías regionales y de empresas industriales. El financiamiento, principalmente obtenido en mercados internacionales, permitió sostener la fuga constante de dólares del mercado interno, luego de la desregulación de los controles cambiarios y de la apertura a los movimientos de capitales, y alimentó un círculo perverso de negocios financieros sin contrapartida sobre la producción y el empleo. En el informe del Observatorio de la Deuda se advirtió que estos niveles de sobreendeudamiento, si bien pueden sostener en el cortísimo plazo el programa económico del Gobierno, no son sustentables en el tiempo y la única alternativa es volver a poner el eje en las políticas productivas, salariales y laborales.     

"el endeudamiento se ha convertido 
en el respirador artificial que mantiene 
con vida al actual modelo económico”

Los primeros dos meses de 2017, lejos de revertir el proceso de colocación de deuda del 2016, mostraron un importante incremento de la emisión de bonos. El Tesoro sumó préstamos por unos 13.000 millones de dólares en los mercados internacionales, Letes por 4886 millones dólares en la plaza local y títulos en moneda doméstica por el equivalente a 2268 millones de dólares. Las Provincias colocaron otros 2050 millones y las empresas 1937 millones. De este modo, la deuda contraída en el primer bimestre del año alcanzó los 24.141 millones de dólares.  “Luego del vertiginoso proceso de apertura de la economía y del fracaso de las políticas pro mercado del macrismo -que no han hecho más que acelerar el proceso de fuga de capitales-, el endeudamiento se ha convertido en el respirador artificial que mantiene con vida al actual modelo económico”, afirmó el rector de la UMET, Nicolás Trotta. Planteó que “la creación del Observatorio de la Deuda Externa a fines del 2016 responde a la necesidad de involucrar a nuestra Universidad, sus investigadores y las organizaciones sindicales que la promueven, en los principales problemas que atraviesa la realidad política y social de la Argentina. No podemos ser indiferente y guardar silencio frente al espiral de endeudamiento irresponsable del Gobierno”.

“La Argentina se endeudó en tan sólo 14 
meses en 77.615 millones de dólares, 
aproximadamente un 15 por ciento del PIB”

El seguimiento de las emisiones de la deuda y la fuga de capitales desde el comienzo de la gestión de Macri arrojó cifras alarmantes. “La Argentina se endeudó en tan sólo 14 meses en 77.615 millones de dólares, aproximadamente un 15 por ciento del PIB”, precisó Arnaldo Bocco, director del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. Detalló que el ingreso masivo de endeudamiento no frenó el proceso de fuga de capitales sino que lo potenció. “La demanda de dólares sigue en aumento, lo cual no sólo es abastecido a través del mercado de cambios sino también a través de la emisión de Letes del Tesoro, que subsidia la compra especulativa de dólares por medio del crecimiento de la deuda. Si sumamos sólo la fuga de enero, que alcanzó 3196 millones de dólares, y las emisiones de Letes –Letras de Tesoro emitidas en dólares– de enero y febrero de 2017 por 4886 millones, la salida de dólares por atesoramiento, giro de utilidades, turismo e intereses alcanzó los 8082 millones”, afirmó.
Las emisiones de deuda

El Tesoro, debido a la necesidad de cubrir el déficit fiscal, fue uno de los principales emisores de nueva deuda a partir de diciembre de 2015. El informe del Observatorio de UMET precisó que se colocó en los mercados internacionales y bajo legislación extranjera 34.910 millones de dólares, de los cuales 21.910 fueron emitidos a lo largo del 2016 y los 13.000 restantes en los primeros dos meses de 2017. En el detalle del documento se precisó que en enero pasado se licitaron dos bonos en dólares bajo legislación Nueva York por 7000 millones de dólares con vencimiento en 2022 y 2027. A principio de este año, se recibió también un préstamo a 18 meses por 6000 mil millones de dólares de 6 bancos internacionales: Santander, BBVA, HSBA, Citi, JP Morga y Deutsche Bank.

El Tesoro no sólo adquirió deuda en las plazas extranjeras sino que buscó financiamiento en dólares y en pesos en el mercado interno. Se emitieron 9688 millones de dólares en Letes desde el comienzo de la gestión de Macri, de los cuales 4886 millones se colocaron en 2017. En lo que refiere a los préstamos en moneda local, se recibieron 254.425 millones de pesos (equivalente a 16.335 millones de dólares), con bonos ajustados por inflación y, en menor proporción, a tasa fija.

Las provincias fueron otra importante fuente de endeudamiento para la economía local. En los últimos 14 meses, Buenos Aires, Entre Ríos, La Rioja, Neuquén, Mendoza, Chubut, Córdoba, Salta, Chaco, Santa Fe y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires emitieron 9055 millones de dólares, de los cuales 2050 fueron colocados en el primer bimestre de 2017. “Los Gobiernos provinciales también se han sumado al festival de endeudamiento de Nación, emitiendo títulos bajo moneda extranjera y legislación extranjera”, advierte el documento de la UMET. Las empresas privadas también imitaron el comportamiento del sector público y aprovecharon para tomar crédito en el extranjero. Acumularon en 14 meses emisiones por 7628 millones de dólares, en donde 1937 millones corresponden a deuda de este año. En lista de compañías que se lanzaron a ofrecer las obligaciones negociables se destacaron el Grupo Financiero Galicia, Banco Macro, Pampa Energía, YPF, Telecom, Arcor, Cablevisión, IRSA, Agrofina, Aeropuertos Argentinas, Banco Hipotecario, John Deere, Roch y Celulosa Argentina.

La fuga de capitales

...desde diciembre de 2015 la fuga de capitales de la 
economía argentina ascendió a 25.595 millones de dólares

El Observatorio de la Deuda Externa registró que desde diciembre de 2015 la fuga de capitales de la economía argentina ascendió a 25.595 millones de dólares, el equivalente a 5 puntos del PIB, que si se hubieran quedado en el país podrían haber aportado al consumo, la inversión y la expansión del mercado interno, el cual anotó una contracción de 2,3 por ciento el año pasado. En formación de activos externos del sector privados, de decir ahorro en dólares, se fugaron 13.920 millones de dólares, un fenómeno que se sigue acelerando mes a mes. En enero pasado el atesoramiento de divisas se ubicó en 1945 millones de dólares, un 23 por ciento más respecto de igual mes del 2016.

El giro de utilidades de las multinacionales fue otro de los factores que explicó la fuga de capitales, según el documento de la UMET. Acumuló 3215 millones de dólares, de los cuales 3106 millones se anotaron en 2016. La cifra enciende luces de alarma si se tiene en cuenta que en 2015, cuando todavía operaban los controles cambiarios, el giro de dividendos sumó 294 millones. En lo que refiere al turismo, se calculó una fuga de 8560 millones de dólares desde que se Macri inició la gestión. En enero de este año, la salida de dólares por argentinos que vacacionaron en el exterior anotó picos de 1143 millones, un 70 por ciento más que en enero de 2016.

El pago de intereses de la deuda fue otro factor que, además de la fuga de capitales por ahorro, turismo y utilidades, agregó una salida de divisas de la economía local por 13.451 millones de dólares en los últimos 14 meses, de los cuales el 90 por ciento se abonaron el año pasado.

“Considerando que hubo emisiones en moneda extranjera por alrededor de 70 mil millones de dólares a partir de diciembre de 2015 y las reservas internacionales subieron en torno a 21 mil millones, resulta evidente que el crecimiento exponencial de la deuda de estos últimos meses ha seguido financiado de manera contundente una creciente fuga de capitales”, cerró el documento.

Fuente: Página12 - 06 de marzo de 2017