26 de enero de 2018

Precios, salarios y deuda pública





INFLACIÓN, SALARIOS REALES Y DEUDA PÚBLICA
Por Héctor GIULIANO (19.1.2018)

Pongamos las cosas en claro: los aumentos de los Salarios no son la causa sino la consecuencia de la Inflación.
Los Sindicatos no reclaman incrementos de sueldos con fines de lucro ni de sobre-mejoras sino tratan sólo de recuperar la pérdida de poder adquisitivo que la Inflación conlleva.
¿Quién genera el aumento de los precios en el Mercado y bajo qué mecanismo lo hace?
En lo concreto e inmediato, la Inflación que hoy sufre la Argentina – una Inflación que, según texto, se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en la Economía – está provocada por tres factores principales:

  1. La remarcación impune de precios por parte de las Empresas a través de toda la cadena de valor y/o comercialización del Mercado, fundamentalmente determinadas por los grandes grupos económico-financieros que controlan la formación de los precios sectoriales.
  2. El aumento de Precios y Tarifas de Servicios Públicos que establece el gobierno y que se trasfieren al sistema de precios, de modo que el ciudadano recibe el peso de tales aumentos en forma directa como usuario y en forma indirecta por el traslado a precios que efectúan las empresas.
  3. El aumento de la Presión Tributaria del Estado – Nacional, Provincial y Municipal – además de los recargos que se producen por medio de todo el mecanismo de gastos por trámites administrativos, aranceles, sellados, intereses, recargos, multas, etc. Y que también se trasladan a los precios.
Éstas son las causas concretas e identificables que – en lo inmediato - determinan la Inflación; que luego se retro-alimentan por la recurrencia entre precios y salarios en el marco del proceso de distorsión de Precios Relativos, que inhibe la estabilidad de los Precios porque continuamente los desajustes sectoriales motivan las actualizaciones por inter-acción de los valores en el Mercado.
A esto cabe agregarle – por su importancia determinante en la Argentina – la existencia de otros tres componentes inflacionarios que son de naturaleza específicamente financiera:
  1. El denominado pass-through (efecto transmisión) o proceso mediante el que las devaluaciones de la moneda nacional (el Peso) frente a las divisas extranjeras (básicamente el dólar) se trasladan a los precios.
  2. La Tasa de Interés, cuya incidencia también se traslada – en forma directa e inmediata – a los precios porque las Empresas la incorporan como parte de su Costo Financiero a los valores finales.
  3. Los costos bancarios – representados por gastos, comisiones, tasas, recargos de distinto tipo, sobrecosto de servicios financieros, mantenimiento de cuentas, tarjetas de débito/crédito, etc. – que constituyen gastos que también se trasladan al sistema de precios.
Todo este conjunto de factores es el que determina el perverso conjunto concreto de factores causales que llevan al aumento generalizado y sostenido de los precios de Mercado – la Inflación – y no los aumentos de Salarios, que son una consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores con ingresos fijos y bajo distorsión de los precios relativos que tales aumentos de precios provocan.
Como ya hemos explicado otras veces, los Salarios pierden siempre con respecto a la Inflación por triple motivo:
  1. Porque los aumentos son pactados normalmente por debajo de la Inflación y/o apelando a proyecciones futuras irreales sin recupero de los costos de la Inflación pasada.
  2. Porque los aumentos, cuando se efectivizan, lo hacen en forma parcial frente a la Inflación acumulada de los últimos 12 meses y en cuotas, por lo que no implican un recupero real total del poder de compra consumido durante el periodo inter-actualizaciones.
  3. Porque la Inflación carcome el poder adquisitivo de los salarios día a día mientras que la percepción de los sueldos se produce mensualmente: un desfasaje financiero en contra del asalariado porque esto no se cubre durante el mes ni mucho menos durante todos los meses en curso hasta que se produzca el próximo ajuste de los ingresos, como es el caso típico y agraviante de los jubilados / pensionados (que se venían aumentando cada 6 meses – ahora cada 3 y sub-indexados – sin recupero de los meses transcurridos). Y que se trata del mecanismo exactamente inverso al que siguen las ganancias especulativo-financieras, que se benefician en forma cotidiana y/u horaria.
Esto quiere decir que toda la Población Argentina de Ingresos Fijosse traga así sistemática e institucionalmente la Inflación a través de la caída de los Salarios Reales, lo que constituye hoy – en la práctica – uno de los ejes centrales de la administración Macri para amortiguar parcialmente los gastos del Estado y de las Empresas Privadas a costa de las menores remuneraciones a los sectores asalariados y jubilados.
Pero en todo esto hay algo tanto o más grave todavía que subyace en el mecanismo perverso de orígenes y operatoria del proceso inflacionario y es la cuestión de si al gobierno Macri le interesa verdaderamente la baja de la Inflación Argentina:
  1. La Inflación, desde el punto de vista financiero-fiscal, se comporta como un Impuesto y, como tal, fuente de mayor recaudación tributaria cuando se trata de emisiones de dinero sin respaldo. Y, peor aún, como uno de los impuestos más regresivos aplicados desde el Estado.
  2. El Banco Central (BCRA) mantiene altas Tasas de Interés (que constituyen la base principal de las ganancias récord especulativo-financieras) con el argumento de la lucha anti-inflacionaria pero soslaya que esas mismas tasas de interés son uno de los principales factores determinantes de la Inflación (punto 5) y que las mismas han demostrado hasta ahora su inoperancia frente al problema de los aumentos de precios pese a los dos largos años de gestión Sturzenegger.
  3. Pese a su retórica contra la Inflación, es el propio gobierno Macri el que contribuye a mantenerla elevada, según surge de los 6 puntos citados (incluyendo particularmente al 5, relativo a las tasas de interés).
Por ende, más allá de lo declarativo, la administración Macri no propende en los hechos a la baja de la Inflación sino que, por el contrario, la viene utilizando como herramienta para mantener la caída de los Salarios Reales y subsidiar a la actividad financiera, que es la que se mueve con mayor habilidad y rentabilidad en épocas de alta Inflación.

Y, como agravante, busca ahora institucionalizar este mecanismo – en alianza con los sectores empresarios y financieros - tratando de forzar que las nuevas negociaciones paritarias se convengan sobre la base de una Inflación Futura artificialmente optimista y no sobre el recupero ni las proyecciones realistas de la Inflación Pasada y Presente; y que además los nuevos convenios no incluyan cláusulas gatillo de ajuste frente a los previsibles desvíos desfavorables en los aumentos de precio.

La clave de este mecanismo de baja sistemática de los Salarios Reales reside así en la combinación de tres acciones oficiales concurrentes: 1. Sueldos retrasados frente a la Inflación, es decir, sin recupero de los aumentos de gastos de la población, 2. Incidencia financiera del desfase de pago de los Salarios entre los períodos de percepción y actualización, y 3. Venta permanente deexpectativas futuras ante la opinión pública frente a la falta deresultados presentes, como forma de ganar tiempo mientras se verifica la caída de los ingresos fijos reales pero simultáneamente se maximizan las ganancias financieras privadas, nacionales e internacionales.

Si al gobierno Macri le interesase verdaderamente combatir la Inflación la atacaría en sus Causas – que son los aumentos de precios citados en los puntos 1 a 6 – y no en sus efectos o Consecuencias, que son el reclamo por los aumentos salariales compensatorios de esa Inflación.
Pero no, la política macrista es la inversa: no a los Controles de Precios, vía libre a las remarcaciones constantes y discrecionales, alta presión tributaria, fuertes aumentos de precios/tarifas de servicios públicos y de los costos financieros determinantes de tales incrementos, empezando por las altas tasas de interés que fija el BCRA.

Los hechos hablan por sí solos en esta materia: libertad de precios, controles de salarios y subsidio a la actividad financiera vía altas tasas de interés.

O sea, que se da así la paradoja de que es un gobierno neoliberal – que hace gala de su aparente ideología anti-intervencionista – el mismo que libera los precios de Mercado a favor de las Empresas pero simultáneamente controla los salarios de los trabajadores y jubilados, que invoca la lucha contra los subsidios económicos pero sostiene los subsidios financieros a través del negocio especulativo entre altas tasas de interés y tipo de cambio estable, que proclama la necesidad de Inversiones Productivas pero ofrece a los capitales golondrina las mayores rentabilidades financieras del Mundo.

Y todo ello puesto al servicio de una teoría financiera tan discutible como contradictoria: la hipótesis de que la causa de fondo de la Inflación es el elevado Gasto Público, que éste provoca el Déficit Fiscal creciente de la Argentina y que este déficit tiene que cubrirse con Deuda Pública, cuando en los hechos la Deuda y sus Intereses son el principal rubro del Gasto y el Déficit Fiscal.
De esta manera, lo que se está ocultando es que no es la Emisión Monetaria, per se, la causa de la Inflación sino la Deuda: no debiera existir inflación si el aumento de los medios de pago – vía impresión de dinero – tiene como correlato el Crecimiento de la Economía, teniendo como destino de los fondos el financiamiento de proyectos productivos y/u obras públicas e infra-estructura en lugar de usarse para seguir sosteniendo el gasto financiero del Estado.

Pero si, como ocurre en la Argentina, el dinero se sigue emitiendo mayoritariamente para cubrir el sistema de los gastos financieros públicos, como son los servicios permanentes y crecientes de una Deuda impagable del Estado y los paralelos gastos cuasi-fiscales del BCRA por su montaña de Lebac igualmente impagable, entonces el problema de la Deuda es el verdadero determinante de fondo del aumento del Gasto Público y del consiguiente Déficit Fiscal.

Así, paradójica o sintomáticamente, la tesis neoliberal de la Inflación como resultado del Gasto y el Déficit fiscales se estaríacumpliendo – según se da hoy - pero no por aumento del Gasto Primario sino principalmente por el aumento de los Intereses a pagar, que a su vez son sólo una parte menor dentro del total de los Pasivos del Estado constituidos por su enorme e impagable Deuda Pública ya que no se realizan pagos por Principal.

Y para poder pagar tales intereses, que son rápidamente crecientes – sin contar las amortizaciones netas de Capital, que directamente no existen porque toda la deuda que vence se paga con nueva deuda, y además se toma deuda adicional – es que el gobierno Macri necesita reducir el peso de otros rubros, que corresponden a los gastos primarios, para tratar de sostener los mayores costos del gasto financiero.

Apretado, empero, por los compromisos incrementales y la mayor proporción de obligaciones fiscales y cuasi-fiscales que contrae a corto y mediano (que fuerzan una refinanciación permanente y cada vez más acelerada de las mismas), ante la mayor presión de los acreedores por el cobro de los intereses y por las condiciones de novaciones de principal de la Deuda, y con un déficit fiscal en aumento que deriva en mayores tomas de Deuda, la administración Macri se encontraría en una de las encrucijadas más difíciles de la Historia Financiera Argentina.

Esto explicaría el giro macrista hacia medidas fiscales más duras que se está dando desde Diciembre pasado con la aprobación de varias leyes clave por el Congreso – fundamentalmente una Ley de Presupuesto 2018 que constituye un verdadero cheque en blanco al Ejecutivo, una Reforma Previsional cuyo objeto primordial es la reducción de los aumentos salariales a la Clase Pasiva y una Reforma Tributaria cuyos resultados no están claros ni cuantificados – y con su vuelco a una modalidad presidencialista de gobernar por decretos (DNU), como es el caso del reciente Mega-Decreto 27/2018, que modifica casi un centenar de Leyes, y ahora el Decreto 52/2018, por el que modifica la composición de la mesa de negociaciones de la paritaria docente nacional.

Es la forma – aparentemente desesperada pero encubierta siempre con la clásica complicidad de Oficialismo, Oposición Política y Grandes Medios de Comunicación – en que la administración Macri trata de sostener su gestión de gobierno y dar ahora cumplimiento con ello a los compromisos asumidos por el presidente con los grandes Acreedores Externos y los grupos internacionales de poder económico-financiero en su viaje a Nueva York a principios de Noviembre pasado – casi inmediatamente después de las Elecciones Parlamentarias del 22.10 – grupos éstos que son los que sostienen a su gobierno y que lucran en consecuencia.

Para ello, su administración en general y su nominal Jefe del Estado en particular deben mostrar la pertinente cuota de servilismo y la pseudo-fortaleza en su gestión pública que le permitan garantizar la continuidad de las nuevas obligaciones tomadas.

Es en este contexto que debe entenderse la actual apelación macrista a ultranza en su política de baja de los salarios reales como componente clave del programa de ajuste gradual que está llevando a cabo para poder aguantar los costos del Sistema de Endeudamiento perpetuo y en gran escala en función de su Política de Gobernar con Deuda.

Lic. Héctor L. GIULIANO
Asesor del
FORO ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro Regional La Plata, Berisso y Ensenada




16 de enero de 2018

El éxito de Cambiemos


... es el éxito de la usura internacional




.
Fracaso de las metas de inflación
Caida de los salarios reales
ÉXITO EN LA POLÍTICA DE ENDEUDAMIENTO
...
que es lo que más les interesa a ellos




DEUDA PÚBLICA, METAS DE INFLACIÓN Y SALARIOS REALES
Por Héctor GIULIANO (13.1.2018)

En el marco de su política institucional de gobernar con Deuda el gobierno Macri – desde el comienzo de su mandato presidencial - viene utilizando en la práctica la Inflación como principal variable de ajuste de los Salarios Reales de la población laboral argentina.

Tal ajuste – que se da tanto en materia fiscal como económico-financiera y social - se instrumenta a través de una política combinada:

a) aumentos de precios superiores a los aumentos de salarios y otros ingresos fijos de la gente,

b) retraso cambiario como producto del hecho que la devaluación del Peso es menor que la Inflación, lo que provoca una valorización aparente de las remuneraciones – medidas en dólares – frente a su desvalorización real en pesos, dada la inflación existente (lo que explica la inquietud de las autoridades por reducir también los Salarios Nominales), y

c) efecto financiero del desfasaje entre las correcciones parciales de sueldos - que se realizan siempre a posteriori e implican una pérdida sistemática del poder adquisitivo en los sueldos, jubilaciones y otras pasividades – y las variaciones de la Inflación general.
Paradójicamente, es una administración de línea neoliberal como la de Macri la que usa así el denostado y regresivo Impuesto Inflacionario como forma de sostén de la recaudación fiscal, como mecanismo distorsivo en la formación de los precios relativos que motorizan la Inflación y como modo de ajuste a la baja de los sectores con ingresos fijos por fuera de las llamadas leyes de Mercado.

FRACASO DE LAS METAS DE INFLACION

La conferencia de prensa cuatripartita del 28.12 pasado – Peña, Sturzenegger, Dujovne y Caputo – ha sido, de hecho, un reconocimiento del fracaso de las Metas de Inflación de la actual administración macrista:

a) La Inflación de 2015 habría sido del 26 %, cuando la administración kirchnerista decía que era del 12 %.
b) La proyección presupuestaria ajustada para el 2016 – Prat Gay dixit – era del 25 % y resultó ser del 41 %.
c) La Inflación prevista para el 2017 era del 12-17 % y resultó ser del 25 % (24.8). Y
d) Las metas para el corriente año 2018 eran originalmente del 8-12 % (un 10 %) y ahora pasan a ser del 15 %.

Burlescamente, esta modificación sustancial a los fines de cálculo en lo tocante a Gastos, Ingresos y Resultado Fiscal del Ejercicio fue informada a la opinión pública al día siguiente de la aprobación y conversión en Ley 27.431 del Presupuesto 2018, lo que implica que – en los hechos – el Congreso le votó entonces un cheque en blanco al Ejecutivo dado que se aprobaron cifras ya inmediatamente irreales y que los verdaderos importes no se conocen en valores absolutos (irregularidad ésta que pudiera significar incluso la nulidad de la Ley).

Estas condiciones anómalas de aprobación parlamentaria dilatan no sólo la toma de conocimiento público de la principal información sobre las Finanzas del Estado sino que además dejan abierta la puerta – que el presidente ya está utilizando en modo asiduo – de manejar provisoriamente la Hacienda Pública a través de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).

CAIDA DE LOS SALARIOS REALES

La administración Macri – siguiendo con ello una tradición neoliberal ya aplicada otras veces en la Argentina – es contraria a las regulaciones de precios de bienes y servicios pero simultáneamente es intervencionista (en el sentido de sus decisiones proactivas) en materia financiera (por la positiva, es decir, a favor de los negocios especulativos) y en materia laboral (por la negativa, esto es en sentido restrictivo de los aumentos salariales y previsionales).

Esto deriva en que la misma administración que permite las remarcaciones sistemáticas y discrecionales de los precios de Mercado es la que fija techos (que son precios máximos) a las negociaciones salariales y que paralelamente garantiza pisos de gran rentabilidad a los capitales financieros por medio de la fijación de altas Tasas de Interés.

Se cumple así una suerte de regla neoliberal de Mercado: liberación de precios, con apertura económica y libre movimiento de capitales financieros versus control de salarios, retraso cambiario (para garantizar los pagos de servicios de la deuda externa) y subsidio estructural al Sistema especulativo-financiero, que va en detrimento de la Inversión Directa.

La técnica de baja de los salarios reales se da por tres vías concurrentes:
 
1. Por el citado punto básico de aumento de los Precios superior a los aumentos de los Ingresos Fijos.
2. Por la falta de recupero de la Inflación pasada – que, dicho en buen romance, significa que la gente se tiene que tragar la Inflación producida – frente a compensaciones porcentuales futuras y administradas en cuotas.

Téngase presente que la fijación de una Meta Inflacionaria del 15 % para el corriente año implica que este porcentaje se usará como tope de referencia en las próximas negociaciones paritarias (entre Gobierno, Empresas y Sindicatos), en las que el gobierno aspira negociar pautas de aumentos salariales según el criterio de Inflación Futura – es decir, sin recupero alguno de la Inflación Pasada – y también sin cláusulas gatillo frente a las variaciones de precios.

3. Por el hecho que la Inflación carcome el poder adquisitivo de los Salarios día a día mientras que los aumentos de precios corren con la ventaja sustancial de sus actualizaciones cotidianas (el citado efecto financiero por desfase entre Inflación y ajustes salariales).

Peor aún, gracias a este desfasaje financiero existente entre los momentos de incidencia de la Inflación y los de las posteriores y parciales actualizaciones salariales muchas empresas quedan en condiciones de amortiguar preventivamente, con esta variante, parte de tales ajustes vía colocaciones financieras de corto plazo durante el período.

Así, el factor inflacionario que determina la pérdida del poder adquisitivo de los salarios reales es el mismo que favorece la mayor ganancia financiera de los especuladores por la vía de tasas de interés positivas, que les reditúan cada día que pasa.

ÉXITO EN LA POLÍTICA DE ENDEUDAMIENTO


La contracara de la política macrista de mantener alta Inflación como forma de bajar el nivel de los salarios reales de los trabajadores y de los sectores sociales pasivos, de sobrellevar niveles indexados de recaudación fiscal (medidos en moneda constante) y de favorecer los negocios especulativo-financieros es la Política de Endeudamiento Público en que se sostiene el gobierno Macri.

En función de sus objetivos sectoriales propios y específicos – que no son coincidentes con los intereses financieros nacionales – esta política macrista sí estaría teniendo “éxito”.

Nuestro país se sigue endeudando en gran escala, a ritmo acelerado y con total irresponsabilidad financiera fiscal debido a la falta de capacidad demostrada de repago de las obligaciones que se toman.

La Deuda y sus Intereses constituyen hoy el mayor rubro de aumento del Gasto Público y, como tal, el principal factor determinante del Déficit Fiscal. Y ese déficit se cubre con más Deuda.

Dicha Deuda – Interna y Externa – es, a la vez, el determinante de la vuelta de la Argentina al problema de los Déficits Gemelos: Fiscal y Externo.

El problema de la Deuda Pública es un problema financiero insoluble por la falta de liquidez y solvencia fiscal para poder atender sus servicios crecientes, como no sea contrayendo permanentemente más deuda que se usa para refinanciar los vencimientos, pagar intereses (que parcialmente se capitalizan por anatocismo) y asumir Deuda Nueva adicional.

La actual administración no tiene capacidad de pago demostrada frente a los compromisos crecientes de la Deuda Pública y su programa de endeudamiento está totalmente condicionado por los grupos financieros prestamistas y tomadores de títulos, que son los que fijan en la realidad el cronograma y los montos de re-endeudamiento del Tesoro, del Banco Central (BCRA), de las Provincias/Municipios y de los Organismos Nacionales.

Frente al problema de este costo financiero, rápidamente creciente, el gobierno Macri se encuentra cada vez más bajo mayor presión de los Acreedores directos en particular y del llamado Club de la Deuda en general (Bancos/Entidades Financieras, Consultoras, Calificadoras de Riesgo, etc.; locales y externas), entidades éstas con los que sus principales funcionarios interactúan bajo conflicto de intereses.

Esta situación se agrava con prisa y sin pausa porque hasta el último centavo de capital o principal se refinancia a su vencimiento por novaciones sistemáticas de Deuda, la cuenta de intereses a pagar aumenta más que proporcionalmente en relación al stock de la Deuda y ya un tercio de esos intereses no se abona sino que se capitaliza por anatocismo.

La presión de los acreedores y fondos de capitales especulativos aumenta y consecuentemente se le exigen a la administración Macri mayores garantías de pago y medidas adicionales de servidumbre financiera frente a un panorama objetivamente muy preocupante; y el presidente responde a través de un mayor endurecimiento de su política financiera fiscal:

a) Aumento de las colocaciones de Deuda – en montos y frecuencias – tanto en el Mercado Local como Internacional.
b) Mantenimiento de la Política de retraso cambiario con altas tasas de interés locales y libre movimiento de entrada y salida de capitales especulativos, para garantizar el pago de los servicios de intereses de la Deuda Externa y los niveles extra-ordinarios de ganancia en los negocios financieros por arbitraje entre Tasas de Interés y Tipos de Cambio.
c)Baja de los Gastos Fiscales Primarios – fundamentalmente Sueldos, Jubilaciones y Asignaciones Sociales – para compensar el fuerte aumento de los Intereses a Pagar.

El uso de la Inflación en estas condiciones configura, como siempre, una forma de redistribución de los ingresos sociales; y como tal es un clásico en materia Económico-Financiera, en la Argentina y en el Mundo.

Y su operatoria es bastante directa como arma de doble propósito a favor de las Empresas y del propio Estado:

- Por el lado de las Empresas, porque les abarata el Costo Laboral compensándoles parcialmente los altos Costos Financieros, Tributarios y Logísticos.
- Por el lado del Estado, porque la Inflación no sólo le representa más ingresos monetarios sino que simultáneamente le disminuye por licuación el monto real de los gastos por Remuneraciones a pagar. Y además, combinada con la política de ajustes de Precios y Tarifas de Servicios Públicos en curso – que se transmiten en forma violenta a la Inflación ya existente – cumple el doble propósito de aumentar los recursos fiscales por el elevado componente impositivo de las Tarifas y de disminuir los costos de Personal y Pasividades por Gasto Público Social.

Es muy probable que en este último punto resida una de las claves no declaradas de la gestión Macri, ya que el aumento de los precios que permite y provoca el propio gobierno a través de la falta de controles de precios, los fuertes incrementos tarifarios y el alto costo financiero generalizado son los principales factores que retro-alimentan el proceso inflacionario.

Y esa misma Inflación es la que sirve de excusa al BCRA para mantener altas las tasas de interés – con el argumento de la lucha anti-inflacionaria – pese a que tal aumento de las tasas se ha demostrado inoperante, después de dos largos años de persistente gestión, para reducir el aumento de los precios; y que esas elevadas tasas han resultado dañinas para el crecimiento de la actividad económica productiva mientras, en cambio, han favorecido y siguen favoreciendo los negocios récord de la especulación financiera.

En este sentido, dada la falta de coherencia en su política anti-inflacionaria y el agravamiento de la situación económico-financiera por falta de resultados prácticos, la administración Macri pareciera embarcada sólo en ganar tiempo frente al problema de la Inflación y el Crecimiento de la Economía Física o Real.

De hecho, varias de las proyecciones más optimistas se han venido difiriendo (incluso a fechas posteriores a su mandato) – como el caso de la Inflación o el Crecimiento - y el gobierno sigue vendiendo expectativas a la opinión pública a falta de poder mostrar realidades.

Mientras tanto, el valor de los Salarios Reales sigue cayendo, lo mismo que las Jubilaciones y las asignaciones sociales.

Este mal cuadro de situación económico-financiera del gobierno Macri, derivado de la nueva Crisis de Deuda que vive la Argentina, se viene enmascarando con la complicidad del gobierno, la oposición política y los medios de comunicación mientras la gravedad del problema crece día a día.-