3 de febrero de 2012

A la guerra para salvar al dólar

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Irán, la venta de petróleo y la guerra del billete verde

Por Walter Goobar. Periodista

Estados Unidos va a entrar en guerra para garantizar la continuidad del sistema del petrodólar que financia su endeudamiento gracias a la primacía del billete verde. como moneda de reserva.


La presunta proliferación nuclear iraní y la escalada de sanciones económicas internacionales contra Teherán son en realidad la fachada de una sórdida guerra de monedas que se viene librando de manera más o menos silenciosa desde hace tiempo y que puede llevar a la tumba a los petrodólares. Todo el mundo dice que Estados Unidos va a entrar en guerra para proteger su suministro de petróleo cuando en realidad se trata de que va a entrar en guerra para garantizar la continuidad del sistema del petrodólar que financia su endeudamiento gracias a la primacía del billete verde como moneda de reserva y de pago para las transacciones comerciales mundiales.

Las sanciones contra las exportaciones de petróleo iraní, que pretenden aislar a Irán y hacer bajar el valor de su moneda hasta el punto en que el país se desmorone, son una coartada para encubrir con aprestos bélicos el verdadero abismo que se avecina. Ese abismo no es otro que la caída del dólar estadounidense y su papel como moneda de reserva mundial. Si el dólar pierde su posición como moneda de reserva global, las consecuencias para Estados Unidos serían catastróficas. Si se aceptaran euros, yenes, yuanes, rublos o, en ese sentido, directamente oro para pagar el petróleo, el dólar estadounidense se volvería irrelevante, lo que despojaría a la moneda de casi todo su valor.

El tándem dólar-petróleo nació tras la guerra árabe-israelí de 1973. En ese momento, un acuerdo entre EE UU y Arabia Saudita consolidó al billete verde como moneda única para comprar y vender crudo, y a partir de la consolidación de ese monopolio sobre el estratégico comercio petrolero, el dólar estadounidense se convirtió en la moneda de reserva para el comercio mundial. El sistema del “petrodólar” fue una medida política y económica brillante. Obligó a que el dinero del petróleo del mundo pasara por la Reserva Federal estadounidense, lo que generó una demanda internacional cada vez mayor tanto de dólares como de deuda estadounidense, al tiempo que, en esencia, permitía que Estados Unidos casi se apropiara del petróleo del mundo gratuitamente, ya que el valor del crudo se establece en la moneda que Estados Unidos controla y emite.

Sin embargo, como resultado de los niveles estratosféricos de endeudamiento de los Estados occidentales, en particular de EE UU, cada vez más países van apartándose de los dólares estadounidenses en sus transacciones... empezando por el petróleo.
La apertura de la Bolsa de Petróleo de Irán que excluye operaciones en moneda estadounidense fue uno de los verdaderos desencadenantes del aumento de la tensión entre Teherán y Washington. Esa “verdadera bomba iraní” pretende competir con las bolsas IPE de Londres y la NYMEX de Nueva York, ambas bajo el poder de EE UU y su moneda.

El periodista Pepe Escobar señaló a mediados de enero en que la “línea roja” en la crisis iraní no es la cuestión nuclear, sino el petróleo y los petrodólares.

Washington y sus aliados europeos quieren provocar un cambio de régimen en Irán –país que cuenta con más del 12% de las reservas globales de hidrocarburos–, para lo cual han lanzado una guerra monetaria destinada a provocar una “megadevaluación” del rial iraní mediante las sanciones decididas por el Congreso estadounidense en diciembre pasado a los bancos y empresas que hagan transacciones con el Banco Central Iraní.

Hay varios antecedentes de intervenciones estadounidenses para detener movimientos de abandono del sistema del petrodólar, a menudo de forma encubierta. A finales de 2000, Francia y otros miembros de la UE convencieron a Saddam Hussein que desafiara el mecanismo del petrodólar y vendiera su petróleo por alimentos en euros, no en dólares. Con esa medida, Saddam selló su suerte y en marzo de 2003 EEUU invadió, ocupó y destruyó Irak. En menos de tres meses puso fin al programa de petróleo por alimentos que se pagaba en euros.

Más recientemente, en febrero de 2011, el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, reclamó una nueva moneda mundial para hacer frente al predominio del dólar estadounidense. Tres meses después, una mucama del Hotel Sofitel de Nueva York lo acusó de violación y Strauss-Kahn estuvo detenido y virtualmente incomunicado durante los diez días en los que debía anunciar al mundo el remplazo del dólar como divisa de reserva.

El 25 de abril de 2011, los titulares de la prensa económica de todo el mundo revelaron que el FMI había puesto fecha al fin de la hegemonía económica estadounidense. Strauss-Kahn –que no era un banquero sino un académico– se pronunció por la sepultura del dólar como divisa de reserva de última instancia, para ser sustituido por los “Derechos Especiales de Giro”. La fecha prevista para el anuncio era el 26 de mayo de 2011. Pero en la fecha fijada para la creación de la nueva moneda internacional de reserva, el director gerente del FMI que debía formular estos anuncios durante la Cumbre del G-8, en Deauville, Francia, estaba encerrado e incomunicado en una celda de la prisión Rikers Island. Si Strauss-Khan no hubiese estado preso, el dólar hubiese cesado entonces de ser la moneda de referencia.

La misma teoría afirma que el ataque de la OTAN a Libia fue para impedir que Muammar Khadafi, ante el declive del dólar, llenara el Banco Central libio de oro, y ofreciera el dinar de oro como moneda única para África. De hecho, uno de los motivos ocultos detrás de la intervención en Libia fue que los bancos franceses advirtieron que Khadafi estaba por transferir miles de millones de euros a bancos chinos. No se podía aceptar que la iniciativa libia se convirtiera en un ejemplo para otras naciones árabes o fondos soberanos.

La introducción del yuan, el euro, la libra, el rublo y otras divisas, e incluso la propuesta de crear una canasta de monedas en el comercio petrolero para terminar con la “tiranía del dólar estadounidense”, es una vieja aspiración de no pocos países.
El problema para EE UU es que en Asia, donde están los principales clientes del petroleo iraní, Teherán cuenta con al menos dos compradores fieles –India y China– que ya rechazaron participar en la guerra económica lanzada por Washington y la UE.

Irán y Rusia ya utilizan sus divisas nacionales para realizar el comercio bilateral. India acordó con Irán que los pagos por las importaciones de petróleo iraní –que suman entre 12 y 14 mil millones de dólares anuales– serán efectuados en rupias indias y que posteriormente se convertirían en una moneda denominada de manera separada. Una fuente israelí cercana a los servicios de inteligencia (DEBKAfile) afirmó esta semana que Irán e India están negociando el pago en oro como alternativa.
Por su parte, China ya está comprando petróleo con yuanes en otros países, y negociando compras futuras de crudo con su moneda con el emirato de Qatar, ese país del Golfo Pérsico gobernado por una monarquía absoluta que intervino junto a las tropas de la OTAN en Siria y Libia.

China, Rusia, India, Japón y otros países, entre ellos muchos de América Latina, están tejiendo una serie de acuerdos bilaterales para negociar con sus propias monedas, lo que significa que el billete verde irá lentamente siendo desplazado como la divisa de reserva a nivel mundial, “con todas las consecuencias que esto implica”.

01/02/12 Tiempo Argentino
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